Ana Cristina Noriega

Mi profesión de base y en la que me he venido formando desde que salí del colegio es de Médico Veterinario, con una maestría en Microbiología Biomédica, y aun cuando me apasiona y me divierto con el trabajo que hago a diario en esta área de mi vida, con el pasar del tiempo fui descubriendo que no eran mis únicos dones y que inclusive había una labor mucho más comprometida con el trascender de conciencia de las personas que me rodeaban.

Antes de ocuparme de otros, sabía que debía recorrer mi propio camino, es así como hace unos 5 años, dejando un poco lo cotidiano y material de lado me fui adentrando formalmente en lo que desde niña me había llamado la atención de manera “rara” y poco común.

Desde hace 3 años (2015), soy Lectora de Registros Akáshicos, el primer año perfeccionando la técnica en mí y los dos siguientes, haciéndolo ya para otras personas también; cuento con estudios en la Academia de Infinito Equilibrio y en la Escuela de Sol Ahimsa; pero lo más importante, además de los estudios, es la práctica y compromiso con cada alma, en cada sesión.

Cuento ahora con la certificación nivel diplomado, como Coach NeuroBiológico internacional, otorgado por la Escuela Americana de Coaching NeuroBiológico y avalado también por la Academia Europea de Neurociencia, Economía y Humanidades y en camino de iniciar el nivel de Máster. Estudios que me han capacitado para guiar y acompañar de forma segura a los consultantes en cada sesión. Pero, durante el estudio de cada módulo, el trascender no fue únicamente con la intención de afirmar las bases científicas de los procesos sino de aplicar cada procedimiento y cada técnica en mi propia vida.

Es necesario saber nadar para poder enseñar, pero también es necesario comprender lo que se siente, podernos poner en los zapatos de nuestros consultantes y poder conectar empáticamente con ellos, teniendo siempre en mente que somos únicamente sus guías, estamos para contener su energía, para darles seguridad y ayudarles a tomar conciencia de una manera más práctica y puntual sobre sus patrones o creencias limitantes. Una vez habiendo yo misma probado y comprobado y sobre todo comprendido cómo surgen las transformaciones en nuestras vidas gracias al uso de estos protocolos, no me queda más que ponerme y ponerlas a disposición de quien lo necesitare.

Me he venido trabajando con el tiempo patrones profundos y muy arraigados, por ejemplo, de obesidad, infertilidad y desconfianza; y como es lógico, siempre podemos tener una tarea más en mente, un pesito más que no nos sirve más que de lastre y que nos conviene soltar. El camino del autodescubrimiento es tan maravilloso como infinito y cuando vemos hacia atrás es motivante emprender una nueva meta cuando notamos que sí viene rindiendo fruto lo que hacemos.